entorno sin químicos

Creando un entorno sin químicos

Un entorno sin químicos es un entorno más saludable. En los espacios cerrados del ámbito profesional, la calidad del aire interior afecta a los ocupantes y a su capacidad de desempeño, además de crear impresiones positivas o negativas a clientes o visitantes del edificio. Cuando la calidad del aire interior es buena, en un entorno sin químicos, los edificios se convierten en excelentes lugares para trabajar, aprender e, incluso, sanar. Cuando no lo es y tenemos presencia de productos químicos en el ambiente, no podemos considerar que existe un entorno saludable en interiores, y la satisfacción de los trabajadores, clientes o proveedores se reduce. La productividad también se ve afectada de forma negativa y, sobre todo, aumentan las preocupaciones relacionadas con la salud.

Una mala calidad del aire interior dificulta la comodidad y la calidad de atención, hasta el punto de que la OSHA (la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional del Departamento de Trabajo de Estados Unidos) estima que cuesta a los empleadores alrededor de 15.000 millones de dólares en términos de ineficiencias y días de ausencia por enfermedad.

Como profesionales de la limpieza ECO Friendly y los facility services, estamos al tanto de esta problemática y tenemos una responsabilidad de cara a mantener una buena calidad del aire interior y crear un entorno sin químicos. “¿Me está enfermando este edificio?”, “¿El aire de este espacio es limpio y saludable?” o “¿A qué huele?” son preguntas habituales antes de empezar a trabajar en un nuevo cliente. Alguna de las respuestas a este tipo de preguntas pueden conllevar una pérdida de entre el 6 y el 9 por ciento de rendimiento laboral.

Por eso, como pioneros de la limpieza ecológica y saludable, resulta de especial importancia saber qué es un entorno saludable en interiores, cómo debe ser el aire interior y cuáles son las fuentes de contaminantes. Es el mejor camino para proporcionar las respuestas adecuadas al problema y tener el control sobre lo que hay en el aire interior de un lugar de trabajo: qué es lo normal, qué debe preocuparnos y, sobre todo, cuál es el plan para controlar las fuentes y gestionar la situación para evitar problemas mayores y una ansiedad innecesaria entre los ocupantes.

La gestión de productos químicos en los edificios es estratégica; empezando por aquellos que representan un mayor riesgo para la salud. Estos pueden ser químicos reconocidos como cancerígenos (que pueden provocar cáncer), neurotoxinas (que afectan al sistema nervioso), toxinas reproductivas (que afectan al sistema reproductivo y endocrino) o irritantes (causantes de dolor de cabeza y síntomas comunes a la gripe). Además, se debe tener siempre presente la afección de estos elementos en los grupos de personas más vulnerables, como pueden ser las mujeres embarazadas, personas inmunocomprometidas, profesionales en terapias que incluyen medicamentos o, según el entorno, menores (por ejemplo, en colegios) o población en edad avanzada (por ejemplo, en residencias). La exposición a los químicos puede afectar a estas personas de una forma más significativa.

 

¿De dónde vienen los químicos?

Generalmente, provienen de tres lugares: productos (por ejemplo, materiales de construcción), procesos (por ejemplo, labores industriales) o personas (por ejemplo, productos de cuidado personal).

Todos ellos afectan a la hora de crear un entorno saludable en interiores. La calidad del aire que respiran los ocupantes del espacio cerrado se ve comprometida por los químicos, a lo que se suman las consecuencias que provocan aquellos productos químicos que se adhieren al polvo. Si el polvo no se elimina correctamente de las distintas superficies (muebles, estanterías, suelo…), puede inhalarse o ingerirse a través de las manos (de ahí, entre otras cosas, la importancia de lavarse bien las manos) con los químicos que se le han adherido.

Las empresas de limpieza, además de solucionar este grave problema, tenemos una doble responsabilidad con la calidad del aire interior. Y es que, la apuesta por una limpieza libre de químicos debe ser irrenunciable; porque no tiene sentido tratar de limpiar e higienizar un espacio y limpiar el aire para crear un entorno saludable en interiores mientras añadimos más químicos al ambiente.

 

Los productos químicos más preocupantes

Generalmente, los productos químicos que más nos preocupan son de dos tipos: compuestos orgánicos volátiles (COV) o compuestos orgánicos semivolátiles (COSV), dependiendo de la rapidez con la que pueden evaporarse del aire.

Los COVs que más solemos encontrar en espacios cerrados son el formaldehído (un cancerígeno irritante respiratorio que suele encontrarse en productos de madera manufacturada), el benceno (un cancerígeno presente en algunos productos de limpieza), los terpenos (capaz de dañar el sistema cardiovascular que se encuentra en productos de limpieza o ambientadores con olor a limón o naranja). Algunos estudios estadounidenses estiman que alrededor del 8% de la población de ese país tiene algún tipo de alergia en la piel al contacto con formaldehído, así que aparte de los problemas de salud, también se pueden generar otras molestias en el día a día.

Los COSVs, que se evaporan más lentamente, suelen estar presentes en espacios cerrados durante un tiempo más prolongado y, por tanto, el principal obstáculo para un entorno sin químicos. Los más comunes son los conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y perfluoroalquiladas). Los químicos con este tipo de sustancias también se suelen llamar “productos químicos eternos” porque no se descomponen y se acumulan tanto en el cuerpo humano como en el medio ambiente. Estos químicos fluorados tóxicos, que se relacionan con el cáncer y con daños reproductivos, están presentes en muchos productos para la eliminación de manchas y suciedad, pero también en productos textiles o cableado por su resistencia. También podemos encontrar ftalatos (presentes en plásticos para hacerlos más flexibles, pero también en aceites y muebles) y retardantes (para dar resistencia a la ignición a los materiales de construcción, aislantes, productos electrónicos o textiles), que se relacionan con alteraciones endocrinas y tiroideas, cáncer y toxicidad reproductiva.

 

Crear un entorno sin químicos en interiores

El control de la fuente de productos químicos es la primera estrategia para mantener una buena calidad del aire y reducir la exposición. Es más fácil no introducir contaminantes en un espacio cerrado que tratar de eliminarlo después. Por ello, entre otros motivos de peso, los protocolos de limpieza ECO Friendly de Rivera eliminan todos los elementos perjudiciales para la salud y reducen en un 85% el empleo de otros químicos.

Es importante especificar siempre si los productos utilizados contienen químicos de preocupación añadida (en nuestro caso, ninguno). Gracias a los programas de certificación independientes, como el Ecolabel europeo, los productos EPA o la Pantalla Verde, podemos garantizar productos libres de contaminantes o de bajas emisiones.

En caso de necesidad extrema que no garantice un entorno sin químicos; si se introducen COVs y/o COSVs en la oficina o centro de trabajo, lo mejor es introducirlos de forma temprana (antes de que se habite el espacio o antes de que se vaya a instalar el mobiliario u otros elementos), de modo que sea posible ventilar completamente el espacio con aire exterior limpio. Las emisiones de COVs son más altas cuanto más nuevo es el producto, por lo que ese tiempo de ventilación es muy importante. Después, de ese periodo prudencial, con una buena ventilación regular y una correcta limpieza de espacios no deberían aparecer problemas de ningún tipo.

Con los COSVs, las emisiones se liberan durante un período más largo de tiempo y se asientan fácilmente en las superficies. De nuevo, la limpieza cobra una especial relevancia, prestando la atención necesaria a la eliminación del polvo. Sería la segunda estrategia a tener en cuenta, la limpieza y mantenimiento, que incluye tareas para mantener seguros a los ocupantes de un espacio cerrado, seleccionando los productos, protocolos, procesos y equipos de limpieza adecuados, con la conveniente formación de las personas que los van a poner en práctica.

Los procesos de limpieza efectivos y seguros de Rivera incluyen el uso de productos químicos no tóxicos y de bajas emisiones, primando siempre el empleo de productos no químicos. Del mismo modo, realizamos un enfoque continuo en la desinfección de superficies de alto contacto, la ventilación de los espacios y otros elementos clave en las rutinas de limpieza. El resultado es una reducción drástica de absentismo laboral y los problemas relacionados con las vías respiratorias.

Control de fuentes, limpieza (incluyendo desinfección y filtración) y ventilación son los componentes clave para crear un entorno sin químicos y garantizar un ambiente de aire interior saludable. Pero no se detiene ahí: podríamos identificar una tercera estrategia que consiste en la educación o capacitación del personal. En este sentido, es importante fomentar la notificación inmediata de cualquier problema relacionado con la calidad del aire interior y establecer políticas que refuercen la creación de espacios interiores saludables. Boletines, señalización, formación o desarrollo de planes de gestión para mejorar el aire que se respira en la oficina pueden ser de gran ayuda a las dos principales estrategias para crear un entorno sin químicos en el trabajo.